27 Mar 2009

DOS SONETOS PARA ALICIA


(I)


Ofrendo a tus ojos estas letras,

para que sean dedos en tus mejillas

y ardan en tu pecho como estrellas.

Ideas bien sabidas, pero secretas.



Lee aparte, bondadosa y discreta,

el guajiro obsequio que te brindo,

no por infame o soez lo que te rindo,

sino por el verde monstruo y por treta.



Que no quiero haya ojos testigos

si el curvo lucero brilla en tu boca,

ni agudas lenguas que ahonden las heridas,



si burdas, desdichadas y fallidas,

revientan como el mar sobre la roca

mis palabras. ¡Oh, presagios amargos!


* * *


(II)


Envidio la suerte del felino

que se acurruca y duerme en tu regazo

y disfruta dichoso de tu abrazo,

tendido en el paraíso prístino.



Que ser minino es una grande dicha,

si en tus brazos se ve pasar la vida

y de la muerte la misma se cuida,

por disfrutar desta alegría mucha.



Y si yo fuese de Cheshire el gato,

mi eterna sonrisa vieses querida:

que al verte otro gesto no se concibe,



ni sensación sino el placer cabe

y el dardo de Eros en el pecho anida

y hasta el más necio se rinde a tu encanto.


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