22 Sept 2009

Disparate


Las costumbres son aire.

Las ausencias, asfixia.

El hombre animal desvalido.

La noche polimórfica.

El tiempo inefable.


Hay piernas heladas.

La estupidez es un océano.

Los sueños son frágiles.

El vino generoso.

Y el café amargo.

Torre captura Caballo.

La Dama domina el tablero.


Hay olvidos deliberados.

Estrategas incompetentes.

Espirales eternas.

Rosas que desfallecen.

Yerros recurrentes.

Tardes grises y frías.

Suspiros petrificados.

Aves contundentes.

Gestos afilados.

Silencios diáfanos.

Historias previsibles.

Niñas que sueñan conejos.

Solas y lánguidas en la bañera.


Los libros producen fiebre.

Los espejos y la cópula horror.

A veces se finge por autocompasión.

Los fantasmas no existen.

Pero están siempre presentes.

El humo del cigarro es una oración.

Un cenicero lleno un funeral.


Hay dedos largos, mágicos.

Y pieles de porcelana.

Hombres que se convierten en cabras.

Y dragones que pretenden ser ángeles.

Virginia Woolf me es ajena.

Ser es ser percibido.

Me difumino.